domingo, 30 de junio de 2013

Crónica Quebrantahuesos 2013


La Quebrantahuesos 2013 ya se acabó aunque en mi retina aún siguen visualizándose los grandes momentos que allí he vivido. La semana previa ya estaba en Gavín, lugar donde dormiria con la familia e intentaríamos hacer turismo, aunque el mal tiempo no nos dejó disfrutar de la zona y apenas rodar para soltar piernas. Lluvia, lluvia y mas lluvia, menos mal que el viernes por la tarde el tiempo cambió, pudimos recoger el dorsal y pasear por la feria tranquilamente. El ambiento el día previo en Sabiñanigo era desbordante, bicicletas por todos los rincones. La comarca en si, se vuelca con este evento y no es para menos visto lo visto.


Amaneció un sábado fresco y nublado, aunque a medida que pasaron las horas se tornó en caluroso y soleado. A las 5:00 de la mañana sonaba el despertador y como un resorte me levantaba para desayunar. Lo de siempre en estas ocasiones, dos actimel, cuatro galletas integrales sin azúcar, tostada con jamón serrano y piña natural. Una vez desayunado comencé el rito de vestirme, no sin antes ponerme crema protectora y despertar a la familia que se habían quedado dormidos.
Salí al balcón y el rasca que hacía era importante pero ya tenía claro que llevaría maillot corto, camiseta interior térmica, manguitos y cortavientos. Durante toda la semana había estado dudando qué llevaría pero hasta el último momento no lo decidí por el mal tiempo reinante en los días pasados. Al cerrar el balcón, cometí el pifiazo del día. Como siempre si no la lío una vez no sería yo. Meto los dos bidones en la nevera para que se enfriaran un poco y me digo "no se me pueden olvidar"...

Pues a las 6:10 salimos de Gavín para Sabiñánigo, la carretera ya respiraba ambiente ciclista, algunas grupetas se dirigían a la salida rodando y los que mas vamos en coche, el trafico es intenso. Casi llegando a Sabiñanigo me acuerdo ¡¡ Joder los bidones!!. Ya eran las 6:30 pasadas, en la entrada al pueblo había retenciones, volver era imposible. Después de cagarme en todo lo posible intento pensar una solución. Le digo a la familia que me dejé a la entrada del polígono porque pedir ayuda allí sería más fácil que hacerlo en la salida. Me bajo desesperado y comienzo a mendigar botes entre todos los que están terminando de vestirse porque eran casi las 7.
No tengo. Espera que busque...no tengo. Espera que busque...esto es lo que tengo tío. El primer bidón tenía  mas mierda que el rabo de una vaca pero a mi me pareció de lujo. Tiré el culillo de agua que tenía y a seguir buscando. Varios coches y furgonetas hasta que di con el segundo bote, era de regalo de la marcha 10.000 del Soplao no se me va a olvidar. Les agradecí a los dos el que me regalaran los bidones como si me hubieran dado un premio de la primitiva. Ahora a buscar cómo rellenarlos al primer bar que pude...y a correr a la salida. A las 7:20 pude plantarme allí, respirar hondo e intentar olvidar lo que me había pasado. Mientras me relajaba pensaba que los bidones eran mas pequeños que los míos, por lo que las paradas iban a ser alguna mas de las que había planteado.



7:30 h. suena el chupinazo y miro el pulsómetro, 80 ppm, respiro hondo para calmarme. Allí no se mueve nadie, estoy muy atrás...7:45 h. allí no se mueve nadie, estoy muy muy atrás. A las 7:50 h. comenzamos a movernos poco a poco hasta pasar por la línea de salida a las 8:02 h. Qué barbaridad 32 min. después de la salida de los primeros, pero es que los últimos lo harían a casí 40 min.
Saliendo del pueblo veo y saludo a la familia, a continuación me concentro en no meterme en ningún fregao. Una vez camino de Jaca comienzo a buscar el ritmo adecuado, midiendo no pasarme de revoluciones, y encontrar un buen grupo para mi. Algunos pasan como cohetes, la verdad es que tenía demasiado respeto a gastar energías, después de La Sufrida los calambres aún estaban mi mente. Pongo mi ritmo de crucero y salto de un grupo que va algo despacio para mi, vamos cuatro y conectamos con otro grupo dándonos relevos generosamente.
Los grupos se hacían tan rápido como se desvanecían. Llegados a Villanúa comenzaban las primeras rampas y cada uno a ponerse en su sitio. La primera charla con otros participantes llega y dió para reírnos e indignarnos, comentamos durante mucho rato lo puercos que son algunos tirando envoltorios a la carretera, incluso un bidón al bosque (lo que hubiera dado yo por ese bidón hacía una hora) que tiró uno cual si fuera lanzamiento de jabalina. No me puedo creer lo que le cuesta al personal guardar el envoltorio y tirarlo en el avituallamiento.
Estación de Canfranc
En el repecho de la Torre de Fusileros la cosa se pone un poco más seria y aunque voy subiendo bastante cómodo, el puerto tampoco es duro, no quiero gastar ni un poco más. Pasada la estación de Canfranc me encuentro con un conocido, un ciclista del Club Ferrovial de Málaga con el cual compartí varios kilómetros en la subida a Las Palomas de La Sufrida. Estuvimos charlando unos minutos, iba con un compañero de su club, comentamos lo dura que era La Sufrida y lo que estábamos viviendo hasta ese momento. Luego me lo encontraría en la subida al Marie Blanque, su ritmo era muy bueno y lo perdí de vista en el puerto francés. Buena gente el malagueño, la próxima le pregunto el nombre porque ya ha salido dos veces en el blog...

Con comodidad fui llegando a la cima del Somport, (llevaba 2 h. de ruta), el público animaba con bastante alegría un par de kilómetros antes de coronar. Desde las últimas rampas eché la vista atrás, alucinaba con el reguero de ciclistas. Llevaba ambos bidones casi fundidos así que tenía que parar a reponer. Me metí hasta la cocina con la bici para rellenar y tirar el envoltorio de la primera barrita que comí, sin saber que luego me vería encerrado. La cantidad de participantes que llegamos a la vez provocamos un tapón del que solo pude salir cogiendo la bicicleta en peso. El cortavientos me lo había quitado a las altura de Castiello de Jaca, así que volví a ponérmelo y comenzar la bajada.
El frío era intenso pero solo me duró el primer kilómetro, bajo tan mal que me concentré en aprovechar aquella carretera ancha e ir lo más rápido posible. Creo que conseguí disfrutar por primera vez bajando, rápido y seguro. El frondoso verde del paisaje junto con el sonido del río me hacían mirar de vez en cuando a izquierda y derecha para no olvidar el lugar.

Antes de llegar a Urdos me pasa como un tiro el Gran Torres, un ciclista de muchos kilos de peso y de mayor categoría. Subiendo el Somport lo vi con un pedaleo sufrido pero bajar debe bajar como un tiro. El tío entre la inercia y las patas que tiene en el llano nos llevaba a todo trapo en fila de a uno...hasta que llegó el primer repecho entre Bedous y Sarrance donde se quedó clavado. Al pasar a su altura le saludé y le agradecí el esfuerzo.

En Escot, donde comienza el Marie Blanque paro a cambiarle el agua al canario, quitarme el cortavientos, bajarme los manguitos, zamparme un gel y a subir sin dilación. Era el kilómetro 90, las sensaciones que llevaba eran muy buenas por lo que estaba bastante tranquilo. El puerto lo había hecho con el Bkool alguna que otra vez, no es lo mismo pero te haces una idea. Hasta los 4 últimos kms. es bastante llevadero, a partir de esa cifra no hay tregua, ni un metro de descanso sin bajar del 11 %.
La estrecha carretera comienza a colmarse de ciclistas. Poco a poco a medida que la subida se va endureciendo la carretera apenas tenía un metro de espacio, para poder adelantar, tenías que ir buscando el hueco a izquierda o derecha y acelerar. El silencio impresiona, es inenarrable, ver a tanta gente sufriendo a tu lado y escuchar la respiración del personal nada más. De vez en cuando alguno echa el pie a tierra y decide subir así hasta el final, aparecen algunos acalambrados, otros con mal gesto y otros menos subiendo como un tiro. Realmente es muy complicado adelantar como he dicjo y alguno se sale del tiesto por no poder adelantar, como le pasó a uno que hablando en euskera quería que se apartara el que llevaba delante. El hombre que quería adelantar iba pegando chepazos y encima se le ponen a vociferar por atrás menudo cabreo se pilló porque bastante hacía con aguantar el tipo. Para colmo el vasco le pasó por la hierba y se le quedo a la altura de la cara retándole. Los que estábamos alrededor comenzamos a increpar al euskaldún por su falta de respeto. En fin, hay gente para todo.

Los últimos 4 kms. sobrepaso el umbral, a unas 165 ppm continuaba subiendo intentando no cebarme pero a buen ritmo y alcanzando muchos participantes. Quién me iba a mi a decir que estaría aquí hace 8 meses cuando empecé en esto de la bici, pensé cuando escuche a un mujer animarnos porque solo quedaba un kilómetro. Emocionante llegar a los últimos metros del puerto y escuchar a ese gaitero recibirnos, no lo olvidaré nunca. Vaya momentazo, lo comparo sin lugar a dudas con el día que entré junto a mi mujer en la Plaza del Obradoiro tras realizar el Camino de Santigo, ese gaitero que te recibe te pone los bellos de punta. Mi hermano que días antes de la marcha había estado en Santiago de luna de miel me había mandado un video haciendo la entrada en la plaza y al recordarlo las lágrimas fueron incontenibles.

Vistas del descenso del Marie Blanque

Pues una vez coronado (llevaba 3:50 h. de marcha) a descender hasta el próximo avituallamiento antes de Bilhéres, iba seco de líquidos y de paso cogería algún sanwich y plátano para reponer. Todos los consejos que había leído sobre la marcha decían claramente que este avituallamiento es clave antes de comenzar la subida al largo Portalet.
Descenso del Marie Blanque

Llegado a la zona de Laruns aprovecho para comer y beber agua. Los tiempos de hidratación y alimentación los llevaba a la perfección. Cada 20 min. aproximadamente bebía isotónico,cada hora comía y después de comer, agua. Las sensaciones que tenía eran inmejorables, incluso me di cuenta que habría guardado más de la cuenta, así que lo tenía bastante claro. Al comenzar el Portalet iba a apretar, tantos meses de preparación tenían que ver su fruto y estaba dispuesto a exprimirme. Así fue, al pasar por Les Eaux Chaudes me zampo un par de trozos de plátano, el ritmo en el grupo que iba era cómodo, y pregunto a un compañero si sabe donde empieza el puerto. Nada más llegar al punto donde me dijo me puse al tajo, buena cadencia y a subir, subir y subir.


Mirando el pulsometro e intentando ir al 80 % de la frecuencia cardiaca iba pasando a ciclistas sin parar. Un noruego y yo ibamos al mismo ritmo, superando grupos en el comienzo del puerto. De la piedra aún caía agua de las lluvias y el deshielo, por un pequeño túnel el agua regaba la carretera completamente. Me encontraba tan bien que estaba asustado, al pasar algunos grupos la gente hacía el comentario de "ya veras esos petando mas adelante" "que esto es muy largo chaval", uuff como me hicieron pensar esos comentarios que escuché. Lo cierto es que el noruego se adelantó un poco y quise acercarme de nuevo a él, no quería perder comba porque el ritmo que llevábamos era bastante bueno. Al llegar a su altura le pregunto que tal iba, con el pulgar me dijo que bien. Llegamos juntos al primer avituallamiento del Puerto, no quise mirar los kilómetros que quedaban pero fue inevitable. Metí los ojos bajo la gorra y me mentalicé, no mirar lo que quedaba sino lo que tenía justo delante, no es excesivamente duro pero largo es un rato. El Noruego se pone vuelve a poner delante y así iria hasta llegar al lago, justo al llegar al muro de la presa se quedó parado en seco. Imagino que algún amago de calambre tendría, Come on noruego le dije...qué dominio de idioma!! Jojojo.









Yo llevaba los bidones tiesos, así que en el siguiente avituallamiento tenía que parar. Según mis calculos de haber tenido los mios hubiera llegado a la meta parando en este punto pero en Hoz de Jaca me vi obligado a parar de nuevo a reponer. El calor iba apretando, hacía unos 25º, llevaba el maillot abierto, no quería sudar ni una gota de mas. Volví a vaciar los envoltorios del gel y la barrita que había comido, me tomé un gel, quedaban aproximadamente 8 kms. para coronar. Salí con ganas de darlo todo, el pulso ya estaba mas cerca 85% y fui devorando las rampas. No paraba de alcanzar a participantes, las cunetas se iban llenando cada vez con mas gente a medida que nos acercábamos a la cima. Indescriptible el apoyo del público animando y aplaudiendo, un señor me ofreció un vasito de isotónico fresco y lo cogí sin dudar. Lo bebí de un trago, me cogió el vaso y me dijo "Vamos chaval que vas como un tiro" jajaja, casi me lo creo.

Llegando a los 3 últimos kms. noté un pequeño amago de calambre, aviso claro de que llevaba demasiado tiempo jugando con fuego. Hice casi un kilómetro a un ritmo mas bajo, comencé a pensar en lo largo que es el Portalet, muchos metros subiendo, el comienzo del puerto sombrío había tornado en praderas con nieve y el lorenzo pegando con fuerza. Miré hacía abajo en una curva a la izquierda, menudo paisaje estaba cruzando, miré el velocímetro y vi el tiempo que llevaba invertido. Por los cálculos que había hecho sabia que de la cima a la meta tardaría aproximadamente 1:50 h., si llegaba en menos de 7:45 conseguiría tiempo para entrar en oro, así que apreté los dientes y con rabia me hice lo poco que ya quedaba.


Subida al Portalet
Vaya subidon coronar con fuerzas, el público aplaudiendo y sintiendo que la meta estaba mas cerca, indescriptible. Sin perder un segundo me tiré como mejor supe, bajando a tope y disfrutando como nunca del descenso. Las fotos que abajo aparecen los dicen todo, una gozada para un novato como yo. Aproveché para abrir un gel, beber el resto de agua que me quedaba y volar hasta Hoz de Jaca.


La bajada trepidante alcanzando los 75 km/h, la Romani temblaba que daba miedo pero estaba decidido a ir a tope. Una vez llegado al desvío hacía Hoz llega un momento de los que siempre guardaré en la memoria porque la bicicleta me ha permitido durante este tiempo conocer a grandes personas y una de ellas es a Paco. La forma de conocernos es cuestión de casualidad total, coincidimos en un foro hablando de la QH. Un día nos escribimos, me dice que de es de Algeciras, yo de El Puerto y para colmo tiene un gran amigo que fue compañero mío de Instituto. Un ciclista de los buenos y un gran tipo del que siempre he guardado buen recuerdo por su sonrisa, el Peli.
Pues bien, habíamos quedado en vernos el viernes en la entrega de dorsales para conocernos en persona pero no pudo ser. Luego quedamos para el sábado antes de la salida pero mi olvido con los bidones lo impidió así que esperaba verlo en la meta. El tema es que a los pocos metros de coger el desvío escucho ¿¿Juannn?? miro a un lado a otro y digo ¿Pacooo?. Joder con la cantidad de miles de participantes que había en el momento mas solitario que anduve, nos encontramos y el tío me reconoció. Mas allá va la casualidad que al cabo de los días de terminar la marcha supimos que nos había echado una foto justo en ese momento.

Paco y yo justo en el momento que coincidimos ¡¡Vaya fenómeno!!
Pues tras saludarnos, nos interesamos que tal iba cada uno. Él me dijo que no iba todo lo bien que quería, yo le conté que desde los pies del Portalet había echado el resto. Me invitó a seguir mi ritmo pero le insistí que no. Hablamos un poco mas, le conté como era la corta pero dura subida de Hoz ya que la había pasado con el coche días atrás. Me volvió a insistir que siguiera y le dije que así lo haría y que pararía en el avituallamiento. Nos volveríamos a ver y abrazar en meta.
La carretera comenzó a volverse casi pista, avisando que llegaban los 2 kms. de subida. Subí todo lo rápido que pude, las piernas ya llevaban casi 170 kilómetros y la agilidad no era la misma pero eché el resto. Esos momentos fueron los que rodé más solitario, como se ven en la foto de abajo.






Tras la espectacularidad de la salida, el tumulto del avituallamiento de Somport, la carretera colmada del Marie Blanque y el reguero de ciclistas del Portalet, me encontraba durante unos minutos casi en solitario. Una vez subido Hoz de Jaca, sin dilación me encuentro con el avituallamiento. He aquí la grandeza de la prueba, la ruta es espectacular pero los voluntarios son mas espectaculares aún y los vecinos de los pueblos por donde pasa también. Había una familia completa con un pequeño incluido rellenando bidones y tratando de hacerlo lo mas rápido posible. Con una velocidad endiablada mientras una señora muy amable me rellenaba, salió de su casa una vecina con unas galletas, la bandeja fenomenal presentada me pareció el más exquisito manjar para un dulzón como yo , y me ofreció para reponer fuerzas. Cogí tres y mientras me engullia una, salí pitando para no perder tiempo, no sin antes agradecer a todos su amabilidad. Extraordinaria desde luego.

Aquí viene el susto del día y es que no se le puede perder la cara al toro, o a la mínima te da un arreón. El arreón me vino en forma de susto descendiendo. Aprovechaba para comerme la galleta que me quedaba y no iba todo lo atento que debiera. Curva de derechas y del tirón galleta dentro de la boca, manos a los frenos pero me había dejado llevar bastante y pisé incluso la hierba evitando el salirme por muy muy poco. El susto fue por decirlo de una manera fina, del carajo. Un compañero que bajaba detrás mía frenó y me esperó para preguntarme si esta bien, con la galleta aún masticando le dije "si, uuff casi me la pego" a lo que me respondió "me he acojonado hasta yo, con eso te lo digo todo"
En fin llegamos a la presa del pantano, una vez cruzamos el túnel y subimos un pequeño repecho me dijo el compi ahora ya solo queda darlo todo. Y así era, quedaba llegar hasta Sabiñanigo. Ese recorrido era el que había hecho los dos días que pude salir a montar en bici durante la semana por lo que ya sabía bien lo que me esperaba.

Antes de llegar a Biescas en una zona muy favorable vi que tenía delante un grupo así que apreté hasta llegar a ellos, conseguí hacerlo justo antes de la gasolinera y rápidamente me puse en cabeza para tirar. Tan rápido como me puse, tan rápido como me pego un pinchazo avisándome que el calambre era inminente. Me quede casi en seco como el amigo noruego en el Portalet. 
Me descolgué un poco pero intentando mantener la distancia, bebí y me buscaba con la mano la cara posterior del muslo. Una vez pasado completamente Biescas volví a entrar en el grupo ,ni me lo pensé tal como me vino el aviso me olvidé de ello, subiendo posiciones hasta llegar a la cabeza pero ya he aprendido en el poco tiempo que llevo que generosos tirando del grupo no sobran, al contrario. Quedamos tres tirando de una treintena. Intentaba dar los relevos a tope y agradeciendo a que me daba un descanso, de pronto un señor con un solo brazo entraba al relevo. Sólo nos dio uno pero fue motivador y digno de admiración. Qué superación y entrega, un ejemplo de vida. Un compañero me miró me dijo "eso si que tiene mérito", y tanto!!

Tirando del grupo a tope
Con más fuerza si cabe entré a relevar que casi me voy del grupo y lo mismo le pasó al que me hizo el comentario. Jajaja veía al chaval a unos metros haciéndome gestos con el codo para que le diera un relevo y yo sin poder llegar a toda leche intentando cogerlo, el viento entraba de cara y se hacía duro la verdad. Ya casi me quedaría sólo en cabeza hasta el repecho final de Sabiñango, ahí todos los lobos con piel de cordero que llevaba tacañeando en el grupo me pasaron porque mis piernas iban fritas.
Demasiado tiempo rodando en aquel llano al 90% de la frecuencia cardíaca. Me había exprimido de verdad pero saque algo de casta para apretar los dientes en el final del repecho y llegar a la meta que quedaba muy cerca de los primeros de la grupeta.


Los últimos metros fueron de alegría total, emoción y muchas sonrisas. Se me ve en meta entrando con una sonrisa de satisfacción plena, por un minuto no había conseguido el oro pero en ese momento me daba igual, tantos meses de trabajo y sacrificio había tenido su recompensa. En los días previos ya me sentía feliz de estar allí, era un premio en si por lo que llegar a meta fue el colofón. 
Atrás quedaba ocho meses de trabajo intenso, un cambio de fisonomía y forma de ver la vida. Atrás quedaban esos comienzos dubitativos con la Romani sin saber casi ponerme de pie en la bici y sin saber guiar dignamente por una línea continúa. Atrás quedaban los casi 13 kilos de bici que llevaba, sus casi 35 años, porque lo más importante era conseguir el reto.
El reto de realizarlo con una bicicleta que antes fue de mi padre, el que realmente me inculcó la pasión por la bicicleta, tuve que hacerle mejorar si, pero ese cuadro y los componentes que poco a poco tuve que ir cambiando fueron como los kilos que me fui quitando de el cuerpo, casi imprescindible para seguir.
Quien le iba a decir a aquella Romani que durante años estuvo tirada de un lado para otro que iba a tener ese añadido de vida.


Quedaba encontrarme con mi mujer y con mi niña. Me vieron pasar en la meta (se ve junto a la caseta naranja aplaudiendo) y mientras me abrazaba a ellas sentía el agradecimiento y la entrega que habían tenido esperándome tantos días y entendiendo mi dedicación. Ellas eran ganadoras del oro realmente.

Una vez recuperado llame a mi padre, por quien realmente había querido hacer todo este reto. Un hombre que nos ha enseñado a mi y a mis hermanos lo que es el trabajo, la entrega y el sacrifio de verdad. Toda una vida dedicada a su trabajo y a llevar para adelante su familia siempre con una humildad digna de alabanza. Cuando hablé con él rompí a llorar sin remedio, Papa esto va por ti!! Porque tu has sido el mejor ejemplo que conozco en mi vida!!! Entre lágrimas escuchaba a mi padre emocionado como pocas veces lo había escuchado.
Realmente me sentía feliz y realizado, la QH había llegado a su fin.

Mi Padre con mi hermano Ramón (esq. sup. izq.) año 82
Para el próximo año intentare volver. La bicicleta me ha enganchado de tal manera que por supuesto voy a seguir pedaleando. La Romani a final de temporada quedara guardada a buen recaudo e intentare volver con una bicicleta moderna para intentar disfrutar de nuevo y por supuesto mejorar esos 7:46 h. que me quedaron como una espinita clavada. Se puede mejorar, hay tiempo, ilusión y ganas.




Diploma y medalla de plata







7 comentarios:

Paco dijo...

eres un fenómeno. Me ha encantado tu crónica y mas aun aparecer en ella. yo también guardaré un gran recuerdo de esta primera QH y todo eso, entre otras cosas, por habernos encontrado allí, jajajaj. Esto no es mas que el comienzo de lo que ya es una gran amistad

Jandro dijo...

me ha encantado tu cronica, pasate por mi blog www.jandrocandas.com yo tambin tengo la mia...te seguiré a aprtir de ahora, un saludoooo

Salva Piqueras dijo...

Fantástica!!! También fue mi primera Qh y suscribo muchas de las sensaciones. Te dejo también el enlace de mi crónica:
http://pcegara.blogspot.com.es/2013/06/cronica-de-la-quebrantahuesos.html

Un saludo!!

antoniojpan dijo...

Muy buena la crónica. Muy motivante. Estoy planteándome hacerla algún año. ¿Te importaría mandarme un email con tu dirección para hacerte algunas preguntas? Si no andas mal de tiempo y no es mucha molestia, claro. El mío es antoniojpan[aroba]gmail.com

JuanBo dijo...

Por supuesto Antonio Jesús, ya te he mandado el email. Espero poder ayudarte en lo que este en mi mano, sera un placer.
Saludos y gracias a todos por vuestros comentarios.

Anónimo dijo...

lo prometido es deuda, el blog esta muy bien, pero con lo que he alucinao ha sido con la bici que terminaste la qh, ahi se nota que el tio es bueno, te seguire leyendo y ya nos veremos por la carretera. david.

JuanBo dijo...

David muchas gracias, el tío bueno no es mucho pero ganas le pone al menos jejeje. Gracias por el ratito de ayer porque con las pocas ganas que tenía entrenar si no llega a ser por tu compañía nada hubiera sido igual. Al final terminé haciendo las series que me tocaba en la Sierra de San Cristobal. Espero poder ir a ver el Duatlon.