domingo, 2 de junio de 2013

Crónica de La Sufrida



Hoy día 1 de Junio hacen exactamente ocho meses que empecé a entrenar, ocho meses que decidí tomarme en serio esto de prepararme un reto deportivo y que cambiara a la vez mi vida. Siempre digo que soy de calentones, ahora me da por esto y lo hago con toda la entrega posible pero igual lo dejo de rápido. Reconozco que al principio no creí que podría aguantar tantos meses el ritmo de vida que llevo pero una vez que te adaptas y sobre todo disfrutas con lo que haces pues con la imprescindible ayuda de la familia todo es posible.

Para celebrar los 8 meses qué mejor manera que realizar una marcha para afinar la preparación a la Quebrantahuesos que La Sufrida. Creo que durante este tiempo le he tenido más respeto a esta que a la QH porque todo lo que leía sobre ella era sinónimo de dureza. Realmente lo que había leído no se quedaba corto, es una marcha muy dura. Sus 195 kms. los 4.218 m. de desnivel se convierten en un verdadero rompepiernas, sin un metro de llano para recuperar, pero con una ruta espectacular por la Sierra de Grazalema y Ronda que te lleva a parajes magníficos. 

Chupinazo de salida

A las 5:30 h. ha sonado la diana, había que desayunar y dirigirse hasta Arriate que es donde realmente comienza y termina la prueba. Desayuno que completaba una carga de carbohidratos que he ido haciendo especialmente desde el miércoles. A las 8:15 llegaba al parking sin tiempo de entretenerme, recoger el chip, directo a la furgo que hace de santuario, pegarlo, ponerse la crema protectora, vestirse, llenar los bolsillos de barritas y geles...cuando me he dado cuenta eran menos cinco y ya estaban avisando que aquello salía en breve. Como siempre a lo justo.

Pues pitando a la salida y del tirón chupinazo, sin darme cuenta ya estaba rodando sin poner un pie en el suelo. Tramo neutralizado hasta Ronda tranquilo en la cola del pelotón y tras el paso por la población destino El Gastor cogiendo por Ronda La Vieja donde comenzaban las primeras rampas. Aquello era el aviso de lo que iba a ser la jornada. Sucesión de subidas y bajadas. El pelotón pronto se descompuso y comenzaron a pasar participantes de la prueba corta que iban como diablos. A lo lejos divisé a Cotrino, el cual me ayudó la semana pasada en Ubrique, por lo que decidí aligerar y llegar hasta él. 


Eduardo Cotrino, gran ciclista y mejor persona

Cuando acabamos la primera cota, de unos 5 km.,  pasaron varios de la corta y me dijo de seguirlos para pasar mejor aquella zona y formar una grupeta. Lo intenté seguir pero lo cierto es que cuando comprobé el ritmo que tenía que llevar con ellos me abrí porque sabiendo lo que quedaba mejor guardar energías.

De todas formas me encontraba tan cómodo y bien que durante las dos primeras horas de carrera gasté más de la cuenta o al menos no fui ahorrando todo lo que yo pensaba. De esto último me he dado cuenta analizando el pulsómetro a posteriori. 
Creo que he pasado tanto frío este invierno en la bici que acepté el calor como parte amiga de la prueba, error.  La hidratación debí haberla hecho más abundante durante el comienzo ya que luego me pasaría factura y a pesar de intentar ponerle remedio ya era tarde.

En esta parte sería el único tiempo de la prueba que rodaría en una pequeña grupeta, con muy buen ambiente por cierto, pero siempre en la parte delantera. Desde antes de El Gastor hasta el desvío a Zahara por Montecorto  y hasta ahí mi compañía durante la jornada. Luego solo estaría puntuales momentos con algún ciclista, calculo que un 75% de la marcha la hice solo, estoy acostumbrado a entrenar así por lo que no me preocupé aunque comprendo lo que penaliza eso.

Subiendo Las Palomas

Llegados a pie de Las Palomas decidí tomármelo con mucha calma y disfrutar de la subida, la semana pasada ya me había exprimido bastante y sabía lo que podía pasar. Creo sin lugar a dudas que ha sido la vez que más he disfrutado subiendo, saludando, riendo y con buenas sensaciones. Llegado a la zona de la Garganta Verde ya divisé al bueno de Cotrino, poco a poco llegué hasta él. Iba regulando y decidí quedarme a su lado, la unión hace la fuerza…hasta que comenzó la zona más dura noté un conato de calambre. No me lo creía, iba tan bien aparentemente que aquello despertó todas mis alarmas. Casi me paré, pedaleaba lo más suave posible para intentar pasar el mal rato como pudiera.  No me vine abajo, tenía buenas sensaciones por lo que me recuperé y seguí tranquilo. Edu ya se había marchado y me animó a lo lejos, le dije con el pulgar que iba bien y ya no lo vería hasta la comida jejeje.

Relajado y disfrutando
En los últimos dos kilómetros incluso pasé a más de uno, pensaba que estaba todo solucionado. En la cima me esperaba mi familia, mi mujer grabándome siempre incondicional y mi padre sujetaba a mi niña. Me tiré de cabeza a besar a la peque, lo primero es lo primero. Hasta que me di cuenta por los gritos de mi mujer que no había pasado por el arco de crono y me habían pasado unos cuantos. En fin, mi batalla no era el tiempo de subida y quedar unos cuantos puestos atrás era insignificante, la fuerza que me dio la familia fue mayor.

Me bajé de la bici, comí, bebí y cuando fui a estirar me di cuenta que aquellos amagos de calambre eran serios.  Pues nada a pedalear de nuevo, subir el boyarín y bajar el Boyar hasta El Bosque intentando relajarme. Pasado el control del pueblo llegó la peor zona del día para mí. Hacer la carretera hasta Ubrique sin encontrar el golpe de pedal se me hizo duro, estaba deseando llegar a Ubrique y que cambiara el percal.



Control de paso El Bosque

La parada en Ubrique me sentó bastante bien, rellené agua, sales, comí algo de sandía, estaba con ganas de seguir. Quedaban menos de 80 kilómetros a meta y la mente la tenía a tope. Dirección a Cortes de la Frontera pasando por el Mojón de la Víbora, uuff cómo me engañaron los 4 kms. mas que tiene el puerto ese de propina. Dura subida para tener unas horas ya en las patitas y los amagos de calambre a nada que forzase que aparecían por lo que llevaba todo el desarrollo metido y una frecuencia de pedaleo alta que me hacían sentirme cómodo.  Así fui dando cuenta de algunos ciclistas que me habían adelantado en la carretera a Ubrique y acercándome a Cortes al siguiente punto de avituallamiento. El calor apretaba de lo lindo, los pies los tenía ardiendo pero el paisaje compensaba cualquier atisbo de bajón.

Los Voluntarios excepcionales siempre ayudando y animando
 Siguiente dificultad de la jornada, Cueva de la Pileta. No creo que me equivoque al decir que esta parte de la ruta se viviría los momentos más complicados de la jornada. Rosario de ciclistas desperdigados, calor, rampas del  13%, muchos kilómetros y horas acumuladas.  Me encontré con un ingles en esta zona que al pasarle solo le dije “Hello my friend” y no veas la charla que me dio en ingles sin entenderle nada.  Entre el británico y uno del Ferrovial pensaba que podríamos seguir hasta el final pero ambos se quedaron en las últimas rampas antes de Benaoján.

Gracias a Rafa López por las fotos enviadas desinteresadamente.
Al llegar al último avituallamiento de la Venta la Vega repuse los bidones, comí un poco y rápido a pedalear. Quedaban 17 km., me encontraba bastante recuperado por lo que seguí la estela de 4 ciclistas que me pasaron después del Mojón de la Víbora. Volví a insistir en aguantar el ritmo, era una zona favorable dirección Ronda, de bajada pero al meter plato de nuevo amago de calambre. Casi me di por vencido, me encontraba con mucha fuerza, estaba con la mente a tope pero las piernas no podían seguirme. Justo al llegar al llano y antes del campamento de la legión comenzaba la carretera a picar para arriba y ahí tiré de casta, comencé a subir la cadencia, la carretera se ponía más dura y me acercaba a los cuatro, llegué a ellos. Me sentía tan bien que me puse en cabeza pero cuando me quise dar cuenta los había dejado atrás, la emoción me salió de dentro, las lagrimas también pero no por dejarlos atrás. Solo pensaba en las horas que había dedicado a entrenar, las horas robadas a la familia y como había llegado hasta allí, realmente no se el motivo por el cual me vinieron esos pensamientos en aquellos instantes pero la fuerza emocional me hacía pedalear sin parar, buscando la meta con todas mis fuerzas. Volví a mirar atrás y no los veía, brutal los momentos que estaba pasando.  Las sensación de llegar así a meta me dejan con un sabor de boca inmejorable, tras superar mi primera marcha de gran fondo, tras pasar casi media ruta con amagos de calambre, en solitario con una bici de 11 kgs. no puedo nada más que estar muy contento.

Siendo honesto conmigo mismo y crítico como suelo ser, me hubiera gustado hacer un mejor tiempo, pensaba que sería capaz de bajar de las 8 horas o acercarme pero soy un iluso. Gasté demasiado al principio, no me hidraté como debiera y eso fue en contra de mis posibilidades de mejorar.  Aún así me llevo una experiencia fabulosa, con ganas de repetir, pero sobre todo sabiendo que la Quebrantahuesos esta cerca y la preparación va bastante bien.


Había leído bastantes comentarios previos a la marcha, sobre su dureza, organización, recorrido, avituallamientos. Personalmente no se cómo sería años anteriores pero puedo decir que en el 2013 ha sido un éxito en todos los sentidos. Los comentarios generalizados han sido de gran satisfacción y creo que eso hará que el próximo año el número de participantes se vea incrementado. La ruta es muy dura, según ciclistas de otros lugares bastante curtidos, decían que como La Sufrida hay pocas marchas a nivel nacional. De los 299 participantes en la modalidad larga, cubrieron su objetivo de pasar por debajo del arco de meta 241. El año que viene habrá variaciones en el recorrido así que habrá que volver para disfrutarlo de nuevo.


Obsequios de recuerdo

















7 comentarios:

Cotrino dijo...

Gracias por nombrarme en tu crónica, pero no merezco tanto reconocimiento.
Cuando formamos el grupo camino de el Gastor te tendrías que haber venido, pero cierto es, que hubo zonas en las que rodamos rapidito.
Me tienes que perdonar que en Las Palomas no te esperara cuando te dio el calambre, pero después de lo ocurrido en La Patacabra, me he propuesto que si no es por caída, no me paro a esperar a nadie en ninguna prueba. (ves, no soy tan buena gente, jejeje)
Decirte otra vez que estoy admirado de que en solo 8 meses estés como estas de forma, me quito el sobrero.
Y nada mas, desearte suerte en la QH, que después de hacer La Sufrida, esta chupao.
Enhorabuena maquina.

JuanBo dijo...

Gracias Edu, muchas gracias. En Las Palomas hicistes lo que debías hacer, además estoy seguro que si alguien necesita un cable lo volveras a hacer igual.
Seguro que en la próxima marcha todo irá mejor, no dejes de disfrutar.

Anónimo dijo...

Enhorabuena!

Cuando te estés retorciendo que querrás morir,pero cuando alcances la meta serás dificil de "matar".

Hidratate y alimentate bien en carrera,descansa porque el 22/06 debe estar todo a punto.

Felicidades y a disfrutar por las rampitas!

by fandango.

Unknown dijo...

Me ha encantado tú crónica, esta marcha la tengo apuntada para el año que viene, un saludo.
Te invito a que leas mi blog www.tirandodeclase.blogspot.com.es

JuanBo dijo...

Gracias Jose Antonio, te aseguro que disfrutaras mucho haciendo La Sufrida. Es bastante dura, el año que viene aún mas, pero merece la pena y además la tenemos muy cerca. He leído tu blog, sobre todo la última entrada ya que yo también hice la QH. Enhorabuena!!

antoniojpan dijo...

¿Para cuándo la crónica de la QH?
Un saludo.

JuanBo dijo...

Antonio me esta costando mas que un parto por falta de tiempo pero espero que entre mañana y pasado este ya subida con un buen reportaje de fotos.
Muchas gracias por seguir este humilde blog.